Nada sin tí

Hace dos  años un buitre se posó en la orilla del mar. Era joven, intentaba cruzar el Estrecho. Descansaba… lo vimos y nos acercamos curiosos a fotografiarlo

Se asustó, emprendió el vuelo sin haberse recuperado lo suficiente… cayó al mar agotado.

Era Noviembre, una mañana gris.

Todos daban la vuelta dándolo por perdido, mientras a unos cientos de metros agitaba las alas.  NO PUDE…. girar e irme.

Decidí ir a por él. Intentarlo aunque no estaba en un buen momento físico, estaba tratándome de recuperar de una crisis d stress que me llevó a enfermar.

Pero lo intenté, nadé hasta él, notaba como mi cuerpo se aclimataba al frio, acababa de desayunar….MUCHO…mateca colorá !!!!… pensé… me dará un corte de digestión o la grasa ayudará a la resistencia en el esfuerzo.

Le alcancé, él flotaba con las alas abiertas, me miró y dejó que le dirigiera como si fuese una tabla de surf.

Él me ayudó, dejó que pusiera mis manos en sus alas (hombros) y con los pies daba impulso hacia la playa. Parecía que lo sabía.

Él me salvó… al llegar sólo tuve que pasar mis manos bajo sus alas para transportarlo sin que me hiriera.

Desde entonces no he sido la misma.

El sentirme parte de la naturaleza absolutamente.

Él me salvó, de los sin sentidos humanos.

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